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El proceso de formación de la memoria

La memoria es aprendizaje que se queda. Cuando decidimos memorizar algo, se forman nuevas conexiones sinápticas o se refuerzan conexiones antiguas (o ambas cosas). Todas las conexiones sinápticas que se crean representan los aprendizajes nuevos adquiridos. Al aprender un idioma dependemos totalmente de nuestra capacidad de memorización: obligar a nuestro cerebro a querer almacenar pedazos de información en la memoria a largo plazo para poder utilizarlos en el futuro.

El proceso de memorización podría resumirse a grandes rasgos en tres partes: querer memorizar algo, almacenarlo en nuestro disco duro cerebral y practicarlo (porque el aprendizaje que no se utiliza, se pierde).


Por lo tanto, si queremos dedicarnos a estudiar lenguas extranjeras, resulta natural invertir tiempo para comprender y aprender técnicas que nos ayuden a inducir al cerebro para que quiera memorizar, técnicas para aprender a almacenar y anclar la información que estudiamos, y técnicas para practicar y fijar el conocimiento en la memoria a largo plazo.


Dicho lo anterior, en esta publicación me gustaría compartirte un diagrama realizado por Pierce J. Howard, Ph.D. (2014), en The Owner's Manual for the Brain: Learning. Considero importante abordar a la memoria desde una perspectiva científica porque muchas veces estudiamos las lenguas sin tomar conciencia de que nuestro mundo exterior y nuestro mundo interior están inseparablemente conectados. Lo que hacemos en uno, ayuda o afecta al otro.


Aprender a estudiar, tomando en cuenta los principios orgánicos de nuestro maravilloso cuerpo, nos puede ahorrar tiempo y regalar momentos de aprendizaje eficaces y placenteros. Aprender es hermoso (y aprender un idioma, aún más).

El proceso formación de la memoria se compone de cinco fases:

  1. El evento o la exposición a la información que queremos memorizar.

  2. La actividad sináptica en donde nuestro cerebro pone a trabajar a la memoria inmediata y la memoria a corto plazo.

  3. La liberación celular de la proteína kinase C. Según diversos estudios, es esta proteína la que ayuda a las células del cerebro a crear conexiones sinápticas.

  4. La proteína kinase C se fija alrededor de las conexiones.

  5. Las conexiones (aprendizajes) se fortalecen para ser llevados a la memoria a largo plazo.

Lo interesante de todo este proceso es que nosotros con nuestras acciones y hábitos podemos influir en él. La actividad sináptica para memorizar y la liberación de la proteína kinase C están relacionadas con la disposición que tenemos de aprender y la voluntad de hacerlo.


La disposición se ve impactada por hábitos como el ejercicio, la dieta que llevamos, el estrés al que nos sometemos, los suplementos que tomamos y todo aquello que modifique nuestro estado hormonal interior.


La voluntad de aprender está relacionada con aspectos como la práctica consciente (sesiones de estudio enfocado), la perseverancia, la motivación, las técnicas de aprendizaje y el placer que asociamos al hecho de aprender.


Si observamos con atención, nos daremos cuenta que la mayor parte del proceso sináptico puede verse beneficiado por nuestras decisiones. Aspectos rutinarios que, aunque no forman parte directa del momento en el que decidimos estudiar, sí tienen un impacto y lo complementan. Decidir salir a correr 30 minutos puede no estar relacionado a simple vista con memorizar una lista de frases, pero hacerlo nos dejará con las endorfinas necesarias para enfrentar la tarea con mayor placer y menor estrés.


Aprender (adquirir) un idioma es sencillo: input comprensible, todos lo adquirimos de la misma manera, lo que varía son los hábitos que estimulan nuestra capacidad de memorización. Aprendamos a aprender.


Gracias por leer :)

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