Una vez que comprendes que un idioma se adquiere naturalmente en función del tiempo que pasas expuesto a él, el mundo, tu rutina entera, se convierte en un salón de clases.
Tenemos la idea de que estudiar implica forzosamente sentarse en una silla, frente a un escritorio, a repasar por hooooras las páginas de los libros y los apuntes que hemos hecho en algún curso. En el caso de un idioma la proyección es aún peor e involucra sentarse a resolver las páginas de un libro en blanco y negro, escuchando audios mecánicos y memorizando por enésima vez la conjugación del verbo to be. ¡Qué aburrido!
Aunque es verdad que hay momentos denominados "práctica deliberada", en donde el cerebro necesita y obtiene beneficios de estar en modo concentrado, en el caso de la adquisición de un idioma este no es el camino más natural. Los avances científicos de hoy en día nos permiten conocer con mayor certitud la manera en la que el cerebro aprende y memoriza. Sentarte por horas a repasar una lista de vocabulario no sólo es aburrido, sino que es ineficiente. Estudia mejor, no más.
Mi superhéroe favorito, el Dr. Stephen Krashen, ha explicado claramente la manera en la que se adquieren los idiomas:
“Todos adquirimos un idioma de la misma manera, es un proceso natural (como respirar o caminar). Adquirimos un idioma cuando comprendemos los mensajes, es inevitable, adquirimos un idioma a través de input comprensible (i+1).”
Nuestro cerebro está dotado de la capacidad para interpretar e integrar inconscientemente estructuras linguísticas. Entonces, si lo que hay que hacer para adquirir un idioma es pasar más tiempo expuesto a estas estructuras (bajo ciertos parámetros obviamente), podemos hacerlo prácticamente a lo largo de nuestra rutina diaria, de maneras divertidas y creativas. El mundo y su cotidianidad se convierten en nuestros aliados, un salón de clases permanente.
Algunos espacios muertos que podemos aprovechar
Al levantarte, mientras haces tu rutina cama-dientes-baño puedes poner un podcast cool para ponerte de buen humor en el idioma que quieres aprender.
Mientras te bañas puedes escuchar una playlist con tus canciones favoritas en esa lengua a todo volúmen.
Mientras preparas el desayuno podrías escuchar la radio para estar informado a la par que practicas tu comprensión oral al estar expuesto a diferentes acentos nativos.
Mientras desayunas podrías leer un artículo corto en el periódico más importante de ese país. Quizás podrías subrayar y agregar a tu glosario 3 palabras nuevas que te encuentres por ahí.
¿Y si te lees Harry Potter mientras vas en el metro? Te prometo que terminarás la saga pronto.
¿Quieres cocinar unas crepitas? Busca el tutorial en francés y síguelo, a ver qué sale.
Sigue a instagrammers nativos del idioma que quieres aprender, ve sus historias, lee sus descripciones. Coméntales.
Netflix and chill? Busca tus películas favoritas y velas en ese idioma, ya conoces la historia, seguro aprendes un par de expresiones.
Navega en apps para hacer intercambios de idioma (HelloTalk, Tandem, italki...), conocerás a personas súper interesantes que buscan lo mismo que tú, podrías hacer amigos al otro lado del mundo (y luego visitarlos, trust me).
Apréndete diálogos icónicos y graba Tiktoks, juega videojuegos, haz karaoke...
¿Sabes? Eres muy creativo, seguro se te ocurren mil formas de disfrutar, aprovehcar y personalizar estos tiempos muertos de todos los días. Si lo analizas, sumando todos estos ratitos se junta una buena hora (o mucho, mucho más). ¿Te imaginas esta cantidad de exposición al idioma TODOS LOS DÍAS? ¡Uffff! Tus habilidades mejorarán impresionantemente en poco tiempo. Píensalo.
Gracias y bon étude!
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