Un concepto clave para gestionar el (auto) aprendizaje de un idioma
Para definir el tema de este artículo, tenemos que partir desde la concepción tradicional del proceso de enseñanza-aprendizaje. Para ello, nos apoyaremos de la pedagogía, concretamente, del triángulo pedagógico propuesto por Jean Houssaye en 1986.
El triángulo pedagógico de Jean Houssaye (1986). Recuperado de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6b/Triangle_pedagogique.png
El triángulo pedagógico, muestra los tres polos que intervienen en cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje: el saber/el contenido (lo que se va a enseñar-aprender, en nuestro caso, un idioma), el profesor (aquel que enseña, aunque hoy en día hablamos más de una persona que facilita y optimiza el acceso a este conocimiento), y el estudiante (la persona que aprende, que tiene que integrar este conocimiento a sus saberes). ¿Qué pasa cuando la persona que aprende (un idioma) es autónoma y no tiene a este facilitador del conocimiento? ¿Es imposible aprender?
En absoluto.
Pero es mucho más fácil perderse en el camino si no se tienen algunas nociones básicas de pedagogía y de didáctica. ¡Ah! Una nueva ciencia aparece en la ecuación.
La didáctica
La didáctica es la rama de la pedagogía que propone métodos y actividades que facilitan la enseñanza de un saber. Un profesor "didactiza" un tema cuando diseña una serie de tareas, actividades y ejercicios consecutivos, a lo largo de una o varias sesiones de trabajo, para lograr cumplir un objetivo final, que consiste en optimizar (con eficiencia y eficacia) que el estudiante aprenda ese contenido y/o desarrolle competencias específicas con él.
Janine Courtillon (1995), describe más o menos lo anterior con la siguientes palabras: "Aunque es evidente que podemos ir de París a Marsella pasando por la ciudad de Burdeos, tampoco podemos negar que eso tomaría más tiempo que si tomamos la ruta directa. El salon de clases debería ser el lugar en donde el proceso de aprendizaje está acelerado". Dicho de otro modo, la intervención de un profesor en un proceso de aprendizaje, debería ser la línea directa para llegar a Marsella (lograr el objetivo de aprendizaje). Ergo, cuando un estudiante autónomo quiere aprender cualquier cosa, le corresponde a él gestionar este proceso del triángulo y articular sus propias series de tareas, actividades y ejercicios, que normalmente habría hecho un profesor. En palabras simples, tiene que (auto) diseñar una unidad didáctica.
Pequeño paréntesis: a partir de este punto, mi texto está inspirado en (y retomará) algunas ideas del fabuloso artículo de Janine Courtillon "L'unité didactique". Al final de la publicación encontrarán la referencia bibliográfica y, si tienen el tiempo, los invito enfáticamente a leerlo completo. Paréntesis dentro del paréntesis: en esta publicación vamos a tocar conceptos de didáctica que no se van a profundizar y que se simplifican al máximo para que tengan un fin práctico para la mayor parte de los estudiantes autónomos. Quizás no operativo, pero al menos reflexivo. Cierro los paréntesis.
Si miramos cualquier manual para aprender idiomas, nos vamos a dar cuenta que están organizados por unidades. Dentro de cada una de estas unidades vamos a encontrar lecciones. Estas lecciones son un conjunto de textos (orales o escritos), actividades y ejercicios que están ensamblados de manera funcional y/o temática, para que al finalizar todas las lecciones de una unidad, el estudiante sepa hacer algo concreto utilizando el idioma en cuestión. Atención, no solamente se trata de desarrollar competencias lingüísticas, sino toda una gama de saberes que permiten al estudiante conocer la cultura extranjera y que le ayudan a "saber ser" un ciudadano pertinente dentro de ella.
La manera más "fácil" de aprender un idioma de manera autónoma sería entonces conseguir un buen manual y navegar entre las unidades propuestas. Pero cuidado, siempre hay que recordar que el aprendizaje de una lengua es social y para construir competencias comunicativas tenemos que practicarlas. Así que aprender de manera autónoma no significa hacerlo completamente solo, sino tener la libertad e iniciativa de organizar y personalizar tu propio viaje cognitivo. Si quieres hablar un idioma, tendrás que hablarlo...like, con otras personas. Los actos comunicativo-sociales se desarrollan dentro de la interacción con los demás. Además, se necesita de otras personas para tener retroalimentación, la cual es muy valiosa.
Ahora, una manera más compleja (pero más interesante para uno mismo), sería diseñar sus propias unidades didácticas o, en su defecto, combinar lo que propone un método con un input más personalizado y ajustado a nuestras necesidades. Para hacerlo, tenemos que comprender cómo funciona una unidad didáctica.
1 Los objetivos
El punto de partida de toda unidad didáctica son los objetivos, es decir, ¿qué voy/quiero lograr al finalizar todas estas actividades? Por ejemplo: "Al finalizar esta unidad vamos a poder escribir la sinopsis de una película". Retomando las imágenes de Courtillon, yo estaría actualmente en París, sin saber cómo redactar una sinopsis, y mi Marsella sería una o varias sinopsis bien escritas en el idioma en cuestión. Tener un objetivo operativo claro (saber hacer algo), nos marca la pauta para elegir el cómo voy a conseguirlo y con qué medios. También, nos permite hacer ajustes a lo largo del recorrido. Quizás el tren que elegimos para ir a Marsella se descompone a medio camino. No importa, sé a donde voy y puedo conseguir otro tren, un autobús, una bicicleta, etcétera. Hay mil maneras de llegar a Marsella, así como mil y una de aprender algo.
2 El procedimiento
Tener un objetivo claro no significa cumplirlo. Todavía está de por medio el camino a recorrer, el cual, generalmente, tendrá sus imprevistos. ¿Cómo voy a lograr lo que me propuse? ¿Cómo aprendo a escribir una sinopsis en español, inglés, húngaro? (Aquí me disculpo porque voy a dar un graaaaan salto teórico al no explicar las infinitas consideraciones pedagógicas que implica el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera).
Voy a retomar la lista que propone Courtillon (1995), sobre los aspectos útiles que podríamos tomar en cuenta al momento de elaborar una secuencia didáctica:
- las características de la persona que aprende: estilo cognitivo, intereses, lengua materna, motivación, etcétera.
- los objetivos de aprendizaje y las actividades cognitivas que se movilizan: para escribir una sinopsis necesito primero saber qué es una sinopsis, conocer su formato, relatar en tiempo presente, conocer conectores discursivos, saber resumir un argumento, etcétera. ¿Qué cadena de actividades es mejor y más coherente para irme armando de las herramientas que necesitaré para cumplir mi tarea final?
- la relación entre input-output: para producir algo primero necesito comprenderlo. No puedo hablar/escribir si no poseo las herramientas lingüísticas, sociales y discursivas que se necesitan. O al menos, no puedo hacerlo adecuadamente si tengo lagunas cognitivas importantes de algún tipo. En una unidad didáctica se busca lograr un equilibrio entre las actividades de comprensión (input) y las actividades de producción (output), ¿cómo articulamos este proceso? Un camino cognitivo lógico podría describirse de la siguiente manera:
a) actividades de comprensión: para recibir, exponerse a, reconocer, inferir, asociar la información nueva que contiene lo que queremos aprender.
b) actividades de memorización: para repetir y sistematizar lo que se recibió. Pueden leer mi artículo sobre la memorización aquí.
c) actividades de producción: para reutilizar lo que se memorizó y crear frases nuevas, pertinentes para mí y originales.
Muchas veces se comete el error de terminar el proceso de auto-aprendizaje con las actividades de comprensión (input). Si bien es, a mi parecer, el elemento indispensable de la ecuación, las competencias solamente se desarrollan si se practican. La información que no se repite, que no se utiliza, que no se practica, no se consolidará o se olvidará.
- el desarrollo metodológico: se trata de la organización lógica de las actividades dentro de una secuencia. Antes de producir, hay que comprender. No puedo empezar mi secuencia escribiendo una sinopsis, sin antes comprender lo que es una sinopsis y cuáles son sus características. Otro ejemplo serían las decisiones que se toman en función del nivel y la dificultad de una tarea, una sinopsis se aprendería antes que la redacción de un ensayo. Este aspecto involucra muchísimas decisiones pedagógicas/didácticas, pero por el momento basta con tener en la mente la coherencia cognitiva, saber que hay que llevar un orden en las actividades que se implementan.
- la evaluación: la finalidad de una unidad didáctica es cumplir un objetivo operativo (saber hacer algo con la lengua), como ya dijimos antes. Por lo tanto, al terminar esta intervención didáctica, deberíamos estar en la posición de evaluar fácilmente los resultados: ¿Se logró el objetivo? Sí o no. Pero también, ¿Cómo sé que se logró? ¿Cómo lo hice? ¿Qué se hizo bien? ¿Qué faltó? ¿Qué no se logró?, etcétera. Todo proceso de aprendizaje que implique lograr un objetivo tiene que venir acompañado automáticamente de su evaluación para confirmar si se consiguieron los resultados esperados.
Conclusión
La unidad didáctica, este compendio de tareas, actividades y ejercicios, es un concepto clave al momento de concebir una ruta de aprendizaje. Nos permite organizar coherentemente y optimizar el proceso cognitivo que implica integrar nuevos conocimientos y desarrollar competencias con ellos. Una unidad didáctica es una ruta (metodológica) para llegar de un punto a, a un punto b. Las unidades didácticas deben contar con un objetivo claro que determine los medios (ajustables) para conseguirlo y, finalmente, evaluar claramente si se logró o no lo que se quería.
Fuentes consultadas:
- COURTILLON J., 1995, "L'unité didactique", Le français dans le monde, Recherches et applications, numéro spécial, p. 109-120.
- HOUSSAYE Jean, Le triangle pédagogique. Théorie et pratiques de l'éducation scolaire, Peter Lang, Berne, 2000 (3e Éd. , 1re Éd. 1988).
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